El pasado
día 30, un viernes de noviembre señalado en los corazones de muchos burgaleses,
se dieron cita la música, la poesía, la pintura, la fotografía, el humor y, por
encima de todo, el amor.
Todos nos
conocíamos porque a cada uno de nosotros nos unía la eterna complicidad de
Jorge con nuestras vidas, y ¡qué ilusión nos hizo reencontrarnos con él a
través de la sonrisa y los abrazos de los demás!.
Aquella
fue una fiesta multitudinaria de la alegría, de amistades renovadas, del
recuerdo permanente, es decir de la risa continua, que es como a ti, Jorge, más
te gusta.
No
faltaron recitales de algunos de sus poemas, proyecciones de muchos de sus
amigos transmitiéndole su profundo cariño. Se instaló un enorme mural donde los
pintores más ‘punteros’ de nuestra ciudad contribuyeron con la imaginación de
sus pinceles.
Muchos otros ofrecieron sus dedicatorias en un panel que se
erigió para la ocasión, mensajes que Jorge habrá guardado en su nube
particular.
Y como
plato estrella para amenizar la velada, sus queridos ‘cencerros’ nos
encendieron a todos la chispa de la diversión.
Canciones de siempre -¡cómo no!-
y nuevas composiciones con un aire nostálgico y abrumador que nos mantuvieron
bailando a lo largo de toda la noche.
Reseñar también a aquellos que con su
inestimable ayuda arreglaron melodías de antes y de ahora.
La pasión
de la fiesta se alargó hasta que todos salimos satisfechos del amor que, una
vez más, nos había brindado Jorge…
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