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jueves, 13 de diciembre de 2012

Arranca que voy



Las siguientes imágenes que se muestran corresponden a un pueblo sito en la comarca de la Bureba, donde a modo de foto denuncia se pretende resaltar que en ciertos pueblos sus habitantes conocedores a priori de la conservación del ecosistema, hacen caso omiso de las leyes existentes o consideran todos aquellos árboles colindantes con su finca un problema mayor.



El origen del asunto se remonta al día en que un grupo de amigos decide pasar un mañana entre la naturaleza a la búsqueda de setas, concretamente hace un mes. A medida que proseguían con la búsqueda se encontraron con este paisaje desolador.
La realidad es muy dura visto que el artífice o artífices de la tala no se molestaron ni en recoger los árboles para calentar sus casas en el frío invierno Burgalés.
Los árboles que aparecen el as fotografías son encinas en donde se puede comprobar que aún son jóvenes y que literalmente ha sido arrancados bien con la fuerza de un tractor u otra máquina especializada para arar la tierra.
Las encinas a parte de ser uno de los árboles más característicos del paisaje peninsular tienen un lento crecimiento permitiendo la existencia de individuos cuya edad se aproxima al medio milenio y aún más (5-7 siglos). En edad muy avanzada, su tronco alcanza 1 m de diámetro. Es uno de nuestros árboles que alcanza mayor longevidad. En España existen (o existían hasta hace pocos años) numerosos pies con edades entre 700 y 800 años, atestiguadas por documentos, como las encinas dedicadas a santos y patronos de diversas comarcas. En la actualidad la media ronda los 400 años.



Aun perteneciendo a una tierra privada, encontrándose arrancados a 5m del ancho de la misma requiere de un permiso municipal. La ordenanza existente en Castilla y León trata de preservar el patrimonio natural de la capital y evitar las talas y arranques indiscriminados de árboles que hasta ahora se producen sin control alguno.
El proceso a seguir en primer lugar es solicitar un permiso en el distrito forestal para la tala, mandando en segundo término a un agente forestal el cual verificará el lugar,el número de árboles que se pueden cortar, pero siempre con permiso en la mano.Incluso si es para uso particular la corta, es decir para leña de uso propio,hay que pedir permiso.




Se anima pues a quien decida desconectar por las montañas burgalesas y se encuentre con este panorama a censurar y denunciar ante la autoridad competente estas prácticas bastante habituales.



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