ENTREVISTA A JOSE LUIS SERRANO. A PROPÓSITO DE SU ÚLTIMA NOVELA “LO PEOR
DE TODO ES LA LUZ” (EDITORIAL EGALES, 2015)
(TAMBIÉN CONOCIDO EN LA
BLOGOSFERA COMO “Elputojacktwist” en la página LGTB Dos Manzanas). LICENCIADO
EN MATEMÁTICAS ES ESCRITOR Y PERIODISTA.
HABLAMOS CON ÉL CON MOTIVO DE LA
LLEGADA A LIBRERÍAS DE SU ÚLTIMA NOVELA “LO PEOR ES LA LUZ”, TRAS EL ÉXITO DE
HERMANO Y SEBASTIAN EN LA LAGUNA, DE CAMINO A LA GRAN PANTALLA.
Por Eduardo Nabal
“Me encanta desafiar a los lectores. A lo mejor es pretencioso pero si consigo convertir a una persona, solo a una, en mejor lector, ya está todo conseguido por mi parte”
-“Lo peor de todo es la luz” comparte la
arrasadora fuerza léxica de tus anteriores novelas pero es la mas arriesgada
desde un punto de vista formal. ¿Sabías
que podías ganar un tipo de lectores y a la vez perder o mosquear a otros?
Jose Luís Serrano: Lo dejé claro en el primer
capítulo de mi primera novela (“Hermano”): no me interesa que me lea
cualquiera. Quien quiera venirse conmigo en este camino que he emprendido,
bienvenido. Dejaré muertos en las cunetas. Pero si quiero conseguir resultados
nuevos no puedo hacerlo repitiendo las mismas cosas. Me da igual el éxito o el
fracaso: solo me preocupa lo nuevo. En cualquier caso, no soporto subestimar a
los lectores, y ellos esperan eso de mí. Eso sí: puede desconcertar al que se
incorpora directamente a la tercera etapa.
-Sorprende ese “fluir de la conciencia”, ese
monólogo interior, está casi morbosa atención al paisaje como un personaje más
pero en esta ocasión hay también una reflexión sobre la literatura que precede
o sustituye a la vida. ¿Hay libros que
curan o no del todo?
Jose L. Serrano: A mí los
libros me salvaron la vida: lo hizo Dostoyevski, Proust, Cervantes, Pessoa,
Conrad y muchos más. Pero de ahí a que la literatura sustituya a la vida hay
mucho camino. Digamos que la hace más vivible. Más divertida. Más “llorable”. Más
variada. El paisaje me interesa mucho, siempre ha habido paisajes reales en mis
novelas. Con el paisaje real tienes la mitad de la novela escrita, y yo soy muy
comodón. Alguna vez haré lo contrario: una novela autobiográfica en un paisaje
de ficción, me da vueltas esa idea por la cabeza desde hace tiempo.
Jose Luis Serrano: En el libro se habla de un
amor masculino no sexual, que puede definirse de muchas formas. Algunos
pensamos en recientes títulos del cine vasco que, por otros, motivos aparecen
como bastante asexuados. Pero tú lo planteas como un desafío de otra índole,
casi como un desafío a los lectores.
J.L. Serrano: Ya lo dije: me
encanta desafiar a los lectores. A lo mejor es pretencioso pero si consigo
convertir a una persona, solo a una, en mejor lector, ya está todo conseguido
por mi parte. Quiero que la gente se quede con la cabeza llena de preguntas, en
vez de leer una novela como se lee el Nuevo Testamento: el escritor lo sabe
todo y lo que escribe es dogma de fe. No me interesa eso, me interesa provocar
la reflexión, la angustia que genera la duda. Ese amor masculino no sexual
existe aunque no lo entendamos. Ya me han escrito varias personas diciendo que
los protagonistas son homosexuales en el armario. Pues no, no lo son.
-Aunque no pasa nada especialmente trágico la
relación entre los personajes dista de ser plácida como tampoco lo es el tiempo
en Euskadi. ¿Como interpretamos el miedo
a la luz si es que hay que interpretarlo?
José Luis Serrano: El miedo
a la luz viene del miedo a enfrentarnos con nosotros mismos, a que el paso del
tiempo nos ha hecho ser (a lo mejor) eso que no queremos ser, eso que nunca
quisimos ser. De repente se hace la luz (porque la luz siempre es la misma) y
nos hace visibles. Nos vemos. Y no nos reconocemos. Volvemos por un instante a
ser los que fuimos y nos miramos desde arriba. Es doloroso.
En el libro hay muchas localizaciones e
introduces de lleno las nuevas tecnologías. Para mí las páginas más perfectas
son las del deambular de los dos personajes mientras dialogan y crean la novela
paseando por la costa
cantábrica. ¿Salió así o hay algo de ejercicio de estilo?
J.L.S: Todo arte “oficial”
es un ejercicio de estilo. No me creo a esos artistas que hacen cosas que “les
salen de dentro”, que atienden a una “fuerza irracional”, a una “voz
inspiradora”. Nada: es postureo. Todo es estilo, todo está pensado de antemano.
Solo los locos hacen cosas de verdad, pero se etiqueta con otros nombres para
no poner en evidencia a los que se llevan la pasta y mienten sobre su forma de
crear. Vayan a Lausanne a ver el museo de Art Brut y se darán cuenta de la
diferencia (tan obvia que a mí me hace llorar de rabia). Me encantaría estar
loco y que todas mis novelas se encontraran en un cajón de una buhardilla a mi
muerte, pero no: en mi caso es puro estilo.
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