Foto de archivo. Semana Santa 2014. |
Por Juan Vallejo
"¿Esta invasión de refugiados es del todo trigo limpio." ¿Dónde quedará Europa?"
Antonio Cañizares. Cardenal Arzobispo denValencia.
Pareciera que este hechicero, teme que dentro de unos años, Europa sea musulmana.
Pero, claro, el obispo de su reinado valenciano, se ha apresurado a interpretar sus palabras, al asegurar que son avisos por si se cuelan entre estos desterrados, yihadistas, terroristas o asesinos en nombre de Alá.
¡Estampas de la Europa de postguerra/
que parecen mojadas en lluvia silenciosa,/
ciudades grises adonde llega un tren/
sucio de refugiados: cuántas cosas/
de nuestra historia próxima trajisteis, despertando/
la esperanza en España, y el temor!
Gil de Biedma. Hace cincuenta años.
Otras perlas; otros gurús:
"Los dos millones de abortos desde 1985 son un holocausto silencioso"
J.A. Reig Pla. Obispo de Alcalá de Henares.
Este es el que ve al demonio en las discotecas de Gays y Lesbianas.
Un torvo personaje cuyas fantasmagorías le hacen iluminativo y perverso.
Pareciera que el Papa Francisco subsume a estos indeseables en los pliegues de su amito con el ánimo de reescribir el canto XIV del Infierno de Dante, donde se trata de los violentos contra Dios, contra la Naturaleza y contra la Sociedad.
Por ello el poeta les sitúa en el tercer recinto del séptimo círculo, donde, a buen seguro, tienen un segmento de curvatura, de precipicio, para vomitar sus calumnias y pecados contra la Vida, el Amor y la Libertad.
"Las relaciones homosexuales son objetivamente desordenadas"
J.A. Mtnez. Camino. Obispo.
Exportavoz de la Conferencia Episcopal. Un refugio éste de sinvergüenzas, con mitra, báculo y las alforjas repletas de bienes esparcidos en palacios suntuosos por los que la pederastia se oculta y se disfraza con bendiciones y plegarias. Unos hipócritas que saquean al pueblo español con el impago de contribuciones mientras su vida es disoluta y mendaz.
El anterior Papa, Benedicto XVI, eligió el nombre del autor de la Regla Benedictina, Ora et Labora, Benito de Nursia. Bien sabía el alemán lo que le esperaba en los sótanos del Vaticano y en las alcobas y sacristías del Reino de Cristo. Por eso eligió el nombre de un monje, de un amante de la pobreza, del trabajo, del silencio, la oración.
El del autor de una Regla que ha perdurado mil quinientos años. Monjes. Benedictinos, cistercienses de Bernardo de Clairveaux. Un disfraz perfecto para un Papa sabio conocedor de la mafia vaticana y eclesiástica.
Con ellos en su nomenclatura, su andadura estaría a salvo de la banda de mafiosos y pederastas que poblaban y pueblan confesionarios, seminarios y arcas de tesoros insólitos.
También el pueblo quedaría embelesado: monjes en su proyecto teológico, en su apellido otrora seudonazi; como si un misticismo místico-poético anudara la teología de la liberación con la secta del Opus y los iluminados de Cristo Rey.
Pero el todavía Papa, no pudo soportar el hedor y urdió la trama necesaria para que le sustituyera un franciscano, un jesuita, un palabrero de la Pampa, un malabarista de la escena y el abrazo capaz de sortear a maricones, putas, políticos y negadores de la infamia. Francisco es el mejor actor del Evangelio del siglo XXI.
Porque, cómo se explica que esta banda de soberbios y dogmáticos, manejen todavía el nombre de Cristo como si fuera su valedor ? No tienen vergüenza. Son impúdicos.
Les enmascara el Vaticano donde el 15% de sus clérigos son homosexuales. Y otros impregnados de alcanfor en las aulas de seminarios y escuelas por las que la pederastia licúa el sermón de la montaña y las lagrimas de Magdalena.
"No quiero entrar en juicio contigo que eres la misma verdad, ni engañarme a mí mismo, no sea que engañe a sí misma mi inquietud" dice san Agustín en sus Confesiones. Libro que releo con frecuencia, que siempre me fascina. ¡Qué bien les vendría a estos henchidos de vanidad leer al de Hipona! ¡Qué bien les conocía Razinger, cómo les vio venir!
Cuántas veces se les encontró por los pasillos del Vaticano con sus zalamerías a punto, la faca en el fajín y la alforja repleta en los subterráneos del estado más cínico que el mundo pudo idear. "Antes de que me envenenen, me voy", pensaría . No en vano fue ministro de la Inquisición.
Tal vez el Papa Francisco vive en la residencia Santa Elena, enfrente del Vaticano, por si acaso. Hace bien en no fiarse.
Ahora les toca el turno a los refugiados, a los huidos de la guerra, de la muerte. Ya ven cómo les bendicen. No se extrañen de la soledad de los templos, de la espantada de los templos, de la animadversión de la sociedad hacia estos vividores que saben muy bien que en Irlanda, 35.000 menores sufrieron abusos físicos, psíquicos y sexuales en 216 instituciones católicas, lo que le parecía incomparable al obispo Reig Pla con "los millones de vidas destruidas por el aborto". Esto afirmaba en mayo de 2009. "Piensan ya desde niños que tiene atracción por las personas de su mismo sexo"." Para comprobarlo se corrompen y se prostituyen, o van a clubes de hombres nocturnos". Allí está el diablo.
Claro, que estas perlas episcopales, se quedan empequeñecidas cuando comprobamos que el arzobispo de Granada, hace un par de años, editó el libro titulado, "Cásate y sé sumisa", de la italiana Costanza Miriano.
Hay más comparaciones en el seno de la Iglesia con el holocausto nazi, las del obispo de Bilbao, por ejemplo. Mario Iceta, comparó el aborto con la esclavitud y el nazismo.
O el obispo de la diócesis nivariense de Tenerife, Bernardo Álvarez, sobre el abuso a menores. "Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y además, deseándolo, incluso si te descuidas te provocan". Por dónde andaría metido este profeta del diablo.
Estos terapeutas de gais y lesbianas, del sexo, no son otra cosa que el espanto, la vergüenza de un país en el cual la Iglesia aplaudió el holocausto franquista, bendijo a los asesinos Yagüe, Mola, Queipo y Franco, entre otros sanguinarios militares, y delató a todo aquel que se significara libre, demócrata y no católico para el cadalso, para el paredón, para la fosa en la que, todavía, ninguno de estos hechiceros ha ido con sus untos y mentiras a poner el nombre de Dios en vano.
No saben cuánto les agradecemos que no aparezcan por allí. Se revolverían en sus tumbas de tierra aquellos a quienes bendijeron su fusilamiento.
Boni Saiz
ResponderEliminarReconozco que ha metido la pata hasta el corvejón; pero... serios estudios sociales "auguran" esa futura realidad, no lejana.