Por Burgos Dijital
No es algo nuevo, tratados similares ya causaron un profundo y perpetuo desempleo en México, arruinaron sectores estratégicos de la industria de los Estados Unidos, fomentaron la marginalidad y la decadencia de las zonas industriales en ciudades de tipo medio alejadas de la economía de servicios y especulativa de las grandes capitales. Y es que el libre mercado no entiende de piedad, tampoco de lógica pues la escuela de Chicago de Milton Friedman de libre mercado entiende que la economía no debe estar supeditada ni regulada por la sociedad y las necesidades humanas.
La única ley que impera es la del más fuerte, puro Darwinismo corporativo, eso sí, con sustanciales subvenciones, ventajas fiscales, y tributaciones en paraísos ilegales, todo ello bañado con un buen vino de puertas giratorias y puestos asegurados para esos líderes patriotas del bipartidismo europeo que enseñan mucha bandera y mucho pecho pero luego venden el futuro de la nación y sus ciudadanos a cambio de un buen puesto.
Partidos como PP, PSOE, CIU, UPyD, PNV y CIUDADANOS han hecho público que apoyan (o simplemente no se oponen: PSOE , PNV) la firma de este tratado, que además de causar enormes estragos a nivel laboral y en el panorama de empleo de nuestro país arruinarán cualquier posibilidad de iniciativa y todo tipo de emprendimiento, porque nuestras ideas no podrán competir ya con las grandes corporaciones del sector alimentario, energéticas, transportes, farmacéutico, pesticidas y cosmética, etc... sectores que se hallarán ya en manos de unos pocos.
Por ello a día de ayer dentro del marco de la Iniciativa Europea contra el TTIP tuvo lugar una manifestación por el centro histórico de Burgos con el objetivo de hacer patente la repulsa de la ciudadanía hacia ese abominable Tratado Transatlántico de libre comercio que se esconde en la opacidad y el oscurantismo.
El imperio de los transgénicos, los alimentos de fabricación industrial sin regulación, los cosméticos tóxicos, la explotación de gas de esquisto con elevada contaminación de acuíferos y manantiales, pues, tendrán ya completa libertad para campar a sus anchas por nuestra tierra y poco podrán hacer los pueblos soberanos para recuperar sus recursos, tras firmar la cláusula ISDS (en lenguaje orweliano: solución de controversias, entre inversores y estados) que está pensada para proteger los intereses de las empresas internacionales que invierten en un país.
Si un Gobierno decide cambiar alguna ley para, por ejemplo, impedir que se privatice la sanidad, subir el salario mínimo o ampliar el permiso de paternidad, los inversores pueden llevar a los tribunales al Estado por hacerles perder beneficios. Y suelen ganar las multinacionales.
Y todo esto para salvar el capitalismo obsoleto y cruel de Occidente. Si los pueblos distraídos en sus controversias o discusiones permiten que se firme dicho tratado, la marcha atrás será imposible.
Como vimos ayer, los furgones de antidisturbios se multiplicarán por las calles, se criminalizará a la gente que quiera recuperar su soberanía en tal proporción que la represión que hubo en Gamonal será una pequeña bromita al lado de la futura actuación de las autoridades y su brazo armado represivo, porque el libre mercado llega a su plenitud gracias al shock, la represión, el terrorismo, el miedo, y mucha, mucha confusión (recordemos a los 350 detenidos en las protestas de Francfort contra el sobrecoste de la construcción de la nueva sede del Banco Central Europeo).
Por ello y gracias a que las personas son capaces de construir a través del trabajo en los barrios un mundo diferente, y no solo cada cuatro años sino día a día luchando por una sociedad de apoyo mutuo, autogestión, participación y cuidado de nuestro entorno, de nuestras vecinas y vecinos, aún hay una gran esperanza sólida para salvar no solo nuestra sociedad, sino también el entorno y el medio ambiente que tenemos la obligación de legar en buen estado a nuestras hijas e hijos.
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