Por
Basilio el Bagauda de Burgos Dijital
Aunque ya parezcan siglos, el contrarreformista y reaccionario gobierno de Rajoy no ha llegado aún al ecuador de su legislatura. Parecen ya lejos esas palabras mágicas que con sólo pronunciarlas nos iban a sacar de este embrollo, esas elecciones en las que arrasó sustentado por unos electores incondicionales ávidos de venganza ante no se sabe muy bien qué tropelías del anterior gobierno y por muchos otros que se creyeron el cuento de la lechera y fueron arrastrados por una energía invisible con el voto en una mano y una pinza en la otra.
Recordemos, que hay mucha memoria débil, que por aquel entonces muchos españoles dieron la mayoría absoluta a un partido que tenía ya un buen puñado de frentes abiertos por casos flagrantes de corrupción y que parecía más un grupo de crimen organizado para el saqueo permanente de dinero público, a las pruebas y evidencias me remito.
Ahora gracias a todos esos españoles no sólo no tenemos una economía más saneada y más justa, sino que han colocado al zorro en el gallinero y él hace lo propio, que para eso es su naturaleza. Sólo que éste nos ha salido muy activo y muy hambriento, y sí, quiere acabar con todo el gallinero.
El registrador de la propiedad ha conseguido catapultar la mayor guerra lanzada contra las clases trabajadoras de este país desde 1936 haciendo visiblemente nítida la lucha de clases soterrada que en toda sociedad existe. Además no contento con eso, secuestra todos los poderes del Estado e intenta hacerse con todos los canales de comunicación y de difusión política, utiliza como estrategia de comunicación la censura y la desinformación, aplica la represión política con violencia y criminaliza a los activistas mientras indulta a los represores, saquea las arcas públicas sin rubor, pervierte la Administración de Justicia y maniata a todos los empleados públicos que se muestren dispuestos a poner el foco allá donde se produzca el enésimo caso de corrupción o de mal gobierno. UNA TIRANÍA DE MANUAL.
Aquí para variar se sigue la letanía del gobierno a rajatabla, aunque como viejos zorros Herrera y los suyos simulan un enfado fingido permanente que no conduce más que a poses fotográficas y palabras altisonantes en los “mierdos” de desinformación castellanos y leoneses: hay que seguir alimentando las débiles mentes de esta masa envejecida y conservadora de electores que los apoyan “de siempre”… A pesar de ello y aunque de manera inesperada, ha hecho su aparición desde hace dos años y sin hacer mucho ruido un nuevo actor que tras un buen puñado de acciones se ha ido cristalizando en los Viernes Negros y en una plataforma que ha ido creciendo de la mano de movimientos asamblearios autogestionados denominada PLADEPU (Plataforma en Defensa de lo Público).
Todo empezó allá en febrero de 2011 en León con la convocatoria de 3 asambleas y la determinación de proponer a la administración autonómica una serie de medidas que la reformaran, incidiendo en la transparencia, en la eliminación de gastos superfluos, en la supresión del sector público paralelo e incluso se atrevieron a aportar ideas sobre la conveniencia de una reforma fiscal (recuperación del impuesto de sucesiones). Poco más tarde se unió Burgos que aportó en otras tantas asambleas más propuestas que atajaran a su vez el exceso de politización y la defensa integral de los empleados públicos y de la erradicación de las privatizaciones. Todo ello se dio en llamar la “Lista de la Dignidad”.
A partir de ese momento el movimiento se extendió por Valladolid, Palencia, Salamanca y Ávila, consiguiendo crear un espíritu de lucha nunca antes conocido en la adormecida “clase funcionarial”. Así se llegó a la conclusión tras diversas reuniones que había que pelear por una serie de objetivos muy concretos realizando simultáneamente acciones permanentes que visibilizaran el conflicto en la calle y denuncias utilizando las instituciones y sus procedimientos para hacer patente las contradicciones que resultan de las malas intenciones ocultas de los dirigentes del sistema. Y quizás, porque no decirlo, para obligar a los principales sindicatos por su representación en la Administración, CSIF, UGT y CCOO, a mover ficha en un juego de ajedrez en el que no sólo estaban perdiendo la partida, sino que en algunos casos han resultado ser meros comparsas de la misma.
Sí es cierto, estos Sindicatos no sólo no se han mostrado receptivos ante todas estas nuevas formas de presión de los trabajadores, sino que incluso han visto al colectivo con grandes recelos como un posible competidor en futuras elecciones. Por ello, salvo CGT mucho más generosa y acostumbrada a estas maneras e instrumentos de ejercer la presión política y sindical, ha habido unos cuantos palos en las ruedas.
Desde el otro lado, el de los políticos, se han intentado dos estrategias, dependiendo de la cercanía de los mismos a los organizadores: por un lado en los centros de trabajo se ha intentado suprimir el movimiento asambleario con impedimentos en la organización de las asambleas en los edificios públicos, censura informativa de las mismas, apercibimientos a trabajadores por la difusión de las acciones, destrozo de carteles en los tablones de anuncios de los trabajadores, intervención y espionaje de correos electrónicos, amenazas de apertura de expedientes…; por otro lado se ha reconocido a regañadientes, sobre todo tras la recogida hace un año de 9000 firmas de empleados públicos, la importancia legítima de la plataforma con reuniones directas con Pilar del Olmo (la última recientemente), con los portavoces de todos los Grupos de las Cortes, y con diversos procuradores del PPSOE. Por supuesto con buenas palabras pero con cortes de manga, a buen seguro, por debajo de la mesa.
A pesar de todo el colectivo sigue bullendo, y en Burgos se ha cumplido ya un año desde la primera manifestación de los denominados “Viernes Negros”. Ahora con más fuerza que nunca, puesto que recogen pruebas y evidencias de posibles fraudes e ilegalidades cometidas en contrataciones, cierres de servicios públicos y futuras privatizaciones, y son denunciadas públicamente con valentía y tesón. La última victoria la admisión a trámite y apertura de diversos expedientes de investigación de la oficina del Procurador del Común acerca de contrataciones opacas de personal afín al partido único a través de empresas privadas.
La lucha sigue y es bueno abrir frentes, cuantos más mejor, y parece que este colectivo está dispuesto a seguir peleando. La batalla es importante porque aquí nos jugamos la pervivencia de los servicios públicos, el acceso universal a los mismos, y la igualdad de oportunidades de todos.
A POR ELLOS QUE SON MENOS, Y LA RAZÓN NO ESTÁ DE SU LADO.