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domingo, 13 de diciembre de 2015

La violencia de género, una cuestión de Estado

Foto Marcha Estatal contra la Violencia Machista celebrada en Madrid 07/11/2015

Por Asociación para la Defensa de la Mujer "La Rueda"

Desde la Asociación para la Defensa de la Mujer “La Rueda”, organización feminista que lleva casi 30 años trabajando en la prevención y erradicación de la violencia machista en nuestra sociedad, así como en la atención a las mujeres y menores víctimas de esta lacra social queremos mostrar nuestro estupor ante las propuestas que se están realizando en la materia en la campaña electoral, así como el análisis de las mismas que se viene haciendo en algunos medios de comunicación.

Nos congratulamos de que la violencia de género entre dentro de los programas electorales de los partidos políticos, algo que evidencia que el tema debe ser abordado como una cuestión de estado, tal y como las organizaciones feministas pedimos en la marcha estatal contra las violencias de género celebrada el pasado 7 de noviembre en Madrid. 
Demanda reiterada en varias ciudades del estado el 25 de noviembre con motivo del Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres.
No obstante, el que esta cuestión entre dentro de la Campaña electoral está poniendo de relieve el desconocimiento existente sobre lo que es y lo que implica esta lacra social, por parte de quienes aspiran a dirigir el Gobierno de este país los próximos 4 años.

La propuesta de equiparar la violencia de género a la violencia doméstica, no es algo novedoso de un partido emergente que quiere hacer una nueva política, antes al contrario. Supone un retroceso a hace más de una década, es decir, a antes de la promulgación de la Ley Integral contra la Violencia de Género, cuando ya existía el tipo penal de violencia en el ámbito familiar, pero no existía en el Código Penal alusión alguna a la Violencia de Género.

Es necesaria una actuación decidida por parte de los poderes públicos, y el compromiso político de todos los grupos parlamentarios para abordar, de una vez por todas, esta lacra social. Lo mismo que se ha terminado con el terrorismo con el compromiso firme de toda la sociedad y reforzando la sanción penal, a través del agravamiento de las penas de los actos delictivos cometidos con fines terroristas, la violencia de género se combate también, junto con otras medidas, de la misma manera.

Existe una máxima en el feminismo que dice que lo que no se nombra es como si no existiera. La alusión explícita a la violencia de género emanada de la Ley de 2004 hizo visible una realidad invisible hasta poco antes, el eliminarla supondrá, sin duda, volver al ocultamiento e invisibilización de esta realidad.

Asimismo, el proponer meros consejos a las mujeres jóvenes para evitar situaciones de control nos retrotrae a aún más lejos en el tiempo... por lo que el compromiso político no puede quedarse ahí, sino que es necesaria la articulación de medidas concretas y la restauración de la financiación necesaria para el sostenimiento y desarrollo de recursos específicos de atención y protección a las víctimas.
En este sentido, no podemos olvidarnos que mientras la violencia de género “se colaba” en el debate político, 2 mujeres, que habían denunciado, han muerto a manos de sus parejas en las últimas 48 horas. 
Porque realmente un papel no protege de una agresión, sino que son necesarias otras medidas además de la denuncia y orden de protección y, la primera y fundamental es la prevención.

Cada día se hace más patente que la erradicación de la violencia de género sólo se conseguirá con un mayor conocimiento, educación y concienciación social en la materia. Y esto debe empezar por la formación de la clase política, si quienes aspiran a construir el gran pacto social contra la violencia de género desconocen las características específicas de esta lacra social, será muy difícil que de él emanen medidas verdaderamente efectivas.

1 comentario:

  1. Hola. Pues yo no pactaría con mucha gente si realmente se quiere acabar con la violencia de género, ni con la iglesia y sus voceros, ni con los que excluyen a las mujeres por su raza, su orientación, su estatus socioeconómico, con las que imitan las formas del capitalismo voraz de los gobernantes hombres, yo no pactaría con ellas, pero eso no me corresponde decirlo a mí. Lo que si veo es un pacto o un paso un poco en falso por el camino de una igualdad ficticia que beneficia a las y los que están en el poder o quieren estarlo.

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