Recuerdo la
primera vez que me encontré con este libro, fue en una librería en Oviedo y de
inmediato me llamó la atención su título “ Pretérito Imperfecto” hojeé el libro
durante un momento y encontré la explicación: con el título que el autor había dado a sus memorias estaba aludiendo a
la duración. Si el pretérito imperfecto expresa el tiempo verbal de lo que
perdura, de lo que no ha acabado,
entonces el pasado, ese pasado que recuerda y evoca, no estaría cerrado. Es decir, aun cuando el hecho contado esté
concluido y pueda ser mencionado con el pretérito perfecto, los hechos se
alojan en el interior y su mero recuerdo o depósito le afecta (nos afecta)
llegando hasta hoy. Me pareció un título magnífico para una autobiografía y
sopesé el utilizar el dinero que tenía en comprarme el libro o gastarlo en
otras necesidades que cualquiera hubiera tildado de más urgentes; ganó el libro
y gané yo.
En Oviedo fue también la única vez que tuve ocasión de asistir a una conferencia suya,
fue en la capilla de la antigua Facultad de Derecho y recuerdo, para mi
asombro, que había muy poco público. Flanqueado por dos profesores que
presentaban la ponencia apareció un
viejecito de ojos penetrantes y curiosos, con una manera áspera de expresarse
quizá algo suavizada por su deje andaluz; ahí estaba Carlos Castilla del Pino,
psiquiatra y ensayista, para mí el mejor intelectual español de la segunda
mitad del s.XX , conocido durante años como el "psiquiatra
rojo" porque, durante la
España franquista, se convirtió en el impulsor de un
movimiento clínico e intelectual que luchó por la humanización del tratamiento
del enfermo mental y la introducción de técnicas farmacológicas que aliviaran el
sufrimiento.
Esta primera parte de su autobiografía ( la segunda parte se
llama Casa del Olivo, abarca desde 1949 a 2003 y es también altamente
recomendable) fue el primer libro suyo que leí. Le siguieron muchos otros: La
incomunicación, La culpa, La teoría de los sentimientos… y aunque de todos
aprendí mucho no recuerdo haber disfrutado ninguno como este. En él relata su
vida desde su nacimiento en un pueblo de la provincia de Cádiz en 1922 hasta
1949, año en el que empieza a dirigir el Dispensario de psiquiatría de Córdoba.
Por el medio su pertenencia a una familia bien de derechas, el requeté, su
admiración por Ramón y Cajal, los horrores de la guerra civil, su giro
ideológico hacia la izquierda, su posicionamiento siempre junto a los que más
sufren, su ateísmo, los años de Universidad en Madrid, los encontronazos con el
abominable Vallejo- Nájera, el lúgubre psiquiátrico del Doctor Esquerdo…en fin,
una cantidad ingente de datos y recuerdos que hacen que Pretérito Imperfecto
sea, además de una autobiografía, un cuadro de costumbres de la época, un
bildungsroman, un libro de Historia de España, un retrato psicosocial de las
personas que vivieron entonces… no olvida nada ni a nadie aunque, como él mismo
dice en otro lugar, una gran memoria siempre es sospechosa. Tendréis que
adivinar por qué.
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