La huelga, el ayuntamiento de Burgos y su loca academia de policía

Que la huelga del 29 de marzo fue un éxito de participación ciudadana tanto en Burgos como en el Estado español es innegable.  La tergiversación programada de los  medios de comunicación del régimen, no ha podido evitar la rotunda oposición de la mayoría de la ciudadanía a la reforma laboral.  Además  la huelga también dejó en evidencia la lamentable actuación del gobierno municipal.

El gobierno del PP de Burgos volvió a dar muestras de irresponsabilidad, mala fe e ineficacia durante el día de huelga.   En lugar de tratar que el día  transcurriera sin incidentes, parece que se esforzó en crearlos.   No por esperado, es necesario denunciar al gobierno de Lacalle por utilizar con fines partidistas una institución pública como el ayuntamiento que dice representar a todos y a la que todos pagamos, también a los/as ciudadanos/as que estaban ejerciendo su derecho de huelga. 

En primer lugar, antes del 29-M trató de saltarse a la torera el derecho de huelga imponiendo  unos servicios mínimos abusivos tanto en el servicio de recogida de basuras como en el de autobuses entre otros.  Gracias a la presencia de piquetes sindicales muchas trabajadoras y trabajadores pudieron ejercer ese día su derecho de huelga.

El nerviosismo y falta de templanza de la policía local quedó patente a lo largo de toda la jornada.  Aquí vemos el coche policía siniestrado en la Plaza del Cid al "tragarse" uno de los bolardos de acceso al paseo del Espolón.

La policía local utilizó a perros sin bozal

Una persona fue herida en la cabeza por la policía municipal.

Los intentos de boicot a un derecho constitucional no quedaron ahí.  La actuación de la policía local durante la huelga sólo cabe ser calificada de negligente, irresponsable y temeraria.  El dispositivo de la policía local fue exagerado e inadecuado.  Fueron pertrechados con material antidisturbios, y con perros.  Asumieron un papel para el que demostraron no estar preparados y  dieron en todo momento sensación de inseguridad, falta de preparación y profesionalidad.   También dieron muestras de nerviosismo y excitación que les llevó a rozar el ridículo como en el caso del accidente del coche policía que chocó absurdamente contra uno de los bolardos de la Plaza del Cid.  Esas carencias también se dejaron notar en los momentos de más tensión.  En lugar de guardar la calma  recurrieron a la fuerza de forma desproporcionada, hiriendo innecesariamente a varias personas:  al menos una persona fue mordida por uno de los perros de la policía y otra, que fue herida en la cabeza tuvo que recibir varios puntos de sutura.   De la Foronda y Lacalle deberían dar explicaciones sobre cuáles fueron las instrucciones dadas y si estas se cumplieron porque la actuación de la policía local no contribuyó a que el día de huelga discurriera de forma  tranquila y pacífica.

Para finalizar la evaluación del ayuntamiento sobre el día de huelga.  Es necesario criticar el no por esperado menos ridículo cálculo del número de personas que acudieron a las manifestaciones de la tarde.  Según la policía no llegaron a los 10.000.  Cifra que quedó desacreditada incluso por los periódicos de la ciudad y aún mucho más por el numeroso material gráfico colgado en internet.  En definitiva, el gobierno de Lacalle ha utilizado una vez más  la institución de toda la ciudad para defender sus intereses particulares en contra de la mayoría de la ciudadanía de Burgos.

Ante la enorme afluencia de público uniformado algunos decidieron mostrar sus habilidades