La victoria electoral de Syriza durante las elecciones celebradas ayer
25 de enero es el resultado de la sabiduría de las clases populares griegas: “Nada puede ser peor que seguir gobernados
por la Troika y sus voceros políticos de Nueva Democracia. Vale la pena asumir
el riesgo”.
Porque efectivamente son dos millones y medio de votantes de izquierda,
los que han optado por la candidatura encabezada por Tsipras, los protagonistas
del ascenso de Syriza y quienes junto al resto de trabajadorxs, paradxs,
precarixs y pensionistas, deben empezar a recibir el rédito electoral-político
de más de 30 huelgas generales con las que han venido enfrentando las políticas
austericidas de la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario
Internacional.
No es por tanto Tsipras quien, como decía ayer,“ va a devolver a los
griegos la dignidad nacional”…son los griegos, los que defendiendo la dignidad
con su poderosa contestación social desde 2008 hasta 2013 y su desafección
permanente a las clases dominantes y sus voceros, quienes devuelven la dignidad
a Tsipras, al conjunto de las fuerzas de izquierda, al parlamento griego y a la
ciudadanía de un país que se quiso poner en venta a precios de saldo. Porque
efectivamente solo la lucha paga…aunque tarde un tiempo en aflojar la pasta.
Con 149 diputados Syriza tiene la responsabilidad de no ceder y buscar
acuerdos con el resto de la izquierda griega, empezando por los comunistas del
KKE a los que el apoyo de casi 350.000 personas han permitido obtener 15
escaños en el nuevo parlamento. Porque mejor “leer” al KKE en clave de
herederos del movimiento partisano que combatió generosamente durante la
segunda guerra mundial que en clave del partido que se sometió a los dictados
de Stalin y “entregó” una factible Democracia Popular a las demandas del nuevo
statu quo acordado en 1945. Mejor valorarles como importantes mimbres de la
resistencia sindical que como incorregibles sectarios apegados al “catecismo de
las respuestas prefabricadas”.
Y desde luego, Syriza debe buscar el acuerdo con la izquierda griega
que no obtuvo representación parlamentaria porque en la situación electoral del
25, los casi 40.000 apoyos a Antarsya son apoyos militantes, apoyos de gentes
que están en la resistencia social y sindical y que no necesitan pedir permiso
para seguir haciendo política anticapitalista en el día a día.
El cambio político-institucional en un parlamento con presencia de siete
partidos es alentador porque rompe el bipartidismo alternante instaurado en
Grecia desde 1974. El peloteo derecha-socialdemocracia augura un satisfactorio
cambio en el conjunto del pesebre europeo y un stop en las puertas giratorias
entre política y negocio.
En ese sentido el sorpasso de Syriza es tan satisfactorio como el
hundimiento de un PASOK tan social liberal como corrupto y la derrota de Nueva
Democracia tan expresiva como aquel “se acabó la diversión” que cantaba el
pueblo cubano tras la victoria revolucionaria.
En cualquier caso señalamos que se abren nuevas posibilidades de
“trabajo” para tertulianos-carroñeros y plumíferos a sueldo.
Vuelven pues las peroratas sobre el “populismo”, los riesgos de “los
experimentos”, y la “ruleta rusa” con que Rajoy renueva su escaso imaginario
tras el éxito de “aquella niña”. Junto a ello, nos seguirán importunado con las
letanías al uso: “los mercados recelan” y “lo difícil es construir”… Cantinelas
que hoy además de patéticas ya resultan casi graciosas.
Graciosas porque dadas nuestras similares tasas de paro, similares
degradaciones de servicios públicos y similar miseria de nuestros salarios mínimos,
es a nosotras (ciudadanía griega y española) a quienes nos es más urgente
“recelar de los mercados” y manifestar nuestro rechazo ante “la capacidad de
destruir” de los gobiernos del PP-PSOE.
Hace décadas, durante las oleadas de lucha social por el progreso en
América Latina, se acuñó, desde fines de los sesenta del siglo XX, la consigna
“Avanzar sin transigir”. Precisamente esa es hoy en Grecia como en España la
tarea: Frente a la sangría de los servicios públicos, la idolatría de la Deuda,
la represión política y la estafa fiscal al servicio del latrocinio lo
necesario, lo imprescindible es la fuerza desde abajo y el horizonte de la
autogestión generalizada.
No hay otra ¡Avancemos sin transigir!
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De acuerdo con el artículo en algunas cosas. Pero tan importante o más que la victoria electoral es que la gente siga organizándose, que sólo dé respiro al gobierno si sigue inclinado hacia la causa popular, y que la lucha contra la austeridad se acompañe de transformación social. Si tanta lucha se queda en reducir los excesos de los gobiernos anteriores, no habremos ganado nada. Hay que ser ambiciosos e ir más allá, aunque por supuesto no sea fácil.
ResponderEliminarPor otro lado, si la gente de Syriza no se arruga, seguramente tenga que afrontar una guerra económica (la cual en buena medida ya está en marcha con la fuga de capitales) y muchas otras presiones. Ya sabemos cómo el capital intenta derribar gobiernos progresistas o revolucionarios en América Latina; aquí no iban a ser menos.
Alianza con Rusia ya! y les jodemos a estos hijos de su madre que solo piensan en imponer su ideología a base de sufrimiento, guerras, recortes y sanciones.
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