No nos hemos olvidado del asunto de los comedores escolares y la pretensión de la Junta y de la Dirección Provincial de Educación de Burgos de sustituir algunas de las cocinas de los colegios por líneas de catering, en la actualidad, líneas frías.
En el ámbito
laboral y de desarrollo local, el traslado del lugar de elaboración de la comida
fuera del centro conlleva la
desaparición de las cocinas en los colegios, lo cual supone la desaparición
también de al menos un puesto de trabajo en cada centro educativo (generalmente
personal laboral de la Junta). Pero esto no se queda aquí, ya que las grandes macro-empresas que gestionan la elaboración y distribución de la comida a los colegios, por motivos de disminución de costes, compran la materia prima para
elaborar los menús a miles de kilómetros de los comedores escolares a grandes
proveedores, al por mayor y con mejores posibilidades de negociación de los precios, dejando de comprar la carne, la fruta, la verdura, el pan... a los proveedores
locales. Esto repercute de manera directa en el tejido socio-laboral del ámbito
rural, con el perjuicio que esto supone para el mismo, cada vez más
depauperado, ignorado y expoliado. Algunos pequeños comerciantes del ámbito rural se echan las manos a la cabeza ya que la pérdida de las ventas para el comedor del cole del pueblo les dañaría considerablemente (aunque tampoco se les compra todo lo que se consume, porque algunos productos vienen congelados desde lugares lejanos a través de las empresas de comedores- recordemos la época de la tilapia de China-). Por otro lado, se "quitan de encima" puestos laborales de cociner@, para pasar a contratar a monitor@s de comedor, con jornadas parciales y sueldos más bajos.
La
administración entra con este asunto en graves contradicciones. La sacrosanta Junta de Castilla
y León por un lado parece apoyar al pequeño y mediano productor rural
colaborando con marcas de garantía como Lechuga de Medina o Cerezas y Manzanas
del Valle de las Caderechas, o llevando a cabo campañas como “Tierra de sabor”,
señalando que esos productos constituyen una garantía de calidad. Por otro
lado, vemos cómo no prima la compra de
productos locales de calidad, como se hace en otros sitios con cláusulas de
compra local. Las adjudicaciones priorizan
la oferta económica sobre otros aspectos, como son la calidad y origen de los
alimentos, el desarrollo local y el compromiso con el medio ambiente.
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