 |
Los aguerridos manifestantes han marchado desde la plaza de toros hasta la sede de Promecal de Méndez Pozo |
 |
Unos 40 trabajadores esperaban a los manifestantes con una pancarta "en defensa de nuestros puestos de trabajo"
No sabemos qué relación hay con el despilfarro de 6 millones de euros en la plaza de toros ?? |
 |
Dispositivo policial que ha impedido que manifestantes cruzaran la acera y llegaran al edificio Promecal |
Por El Bagauda
No voy a entrar en el juego de cifras de siempre: unos dirán que fueron 200, otros que fueron más de mil. Entiendo a unos y a otros, al fin y al cabo todo lo reducimos a meras cifras, estadísticas, números... Somos animales visuales y en ello parece basarse nuestra percepción de la realidad... y el sentido de nuestras encuestas. Y si no que se lo pregunten al Partido Popular en Burgos que, con una maravillosa y pulcra encuesta telefónica precocinada a 400 personas, se conforma para dar por buena la gestión del equipo de gobierno con el que domina el Ayuntamiento.
Para qué realizar una consulta a los miles de electores burgaleses sobre una obrita de nada... si tenemos el veredicto final de 400 personas. Para qué pensar siquiera en presupuestos participativos cuando me han elegido durante 4 años para hacer lo que me plazca. Por qué preguntar a los ciudadanos cuando existe un conflicto, si la ley y el orden me amparan con las fieras en la calle para poder hacer lo que me plazca.
Si algo ha quedado claro en la manifestación de esta plácida noche es lo que todos ya sabíamos en "el tinglado de la antigua farsa" como el grandísimo Jacinto Benavente llamaba al Teatro en "Los intereses creados". Por si a alguien le quedaba alguna duda de quién manda en esta ciudad...
Podríamos decir aquello de "la manifestación transcurrió dentro de la normalidad - nunca he sabido lo que significa esa expresión - y sin incidentes, partiendo del matadero vacuno hasta el matadero de la Verdad, atravesando la Calle Vitoria y recorriendo buena parte de la Avenida de Castilla y León". Pero para qué andarnos a estas alturas con crónicas melifluas si podemos extendernos en la épica de los que dejan su tiempo de cañas con los amigos, de tumbadas en el sofá viendo los goles de su equipo, de lecturas del enésimo libro que no terminan, de una peli en el cine, de achuchar a su pareja...
Hay que tener una energía inmensa para estar dispuesto a pelear contra un gigante que no se cansa de mover sus brazos como alas de molino. Hay que tener una garganta profunda para gritarle al cielo sin miedo a que te devuelva el grito. Hay que tener un corazón inmenso para creer que los tiempos están cambiando... Pero allí estaban los espartanos: quién teme al miedo cuando no se tiene miedo a la derrota, cuando sabes que tu sitio es ese, que esa es tu línea roja que ningún persa debe pasar sin que pague su precio...
Y sí, llegamos hasta el edificio PROMECAL, la artillería mediática de Méndez Pozo, la cocina donde trafica con influencias, la máquina que genera la opinión de las masas, como diría Ortega y Gasset.
Comenzaron a oírse los cánticos, las soflamas, los gritos inopinados frente al emblemático edificio lleno de sombras tras las ventanas y acordonado por UIPs. De pronto, a un lado de lo que ya era una concentración, un bullicio, unas manos levantadas con los índices marcando al enemigo... un infiltrado.
El ejército azul ha aprendido de la anterior batalla del bulevar, ha sabido que cuando un pueblo está orgulloso de lo que es nada le para: ahora vienen resabiados, y en vez de vestir de largo, se visten de paisano, como le gustaba decir a mi padre.
Aumenta la tensión pero se templan gaitas... Hay quien quiere tirar de la cuerda pero no es necesario, el conflicto es evidente. Y de nuevo otra sorpresa: a la entrada del edificio Promecal un nutrido grupo de trabajadores con su pancarta defendiendo la gestión de su jefe y de su empresa.
No puedo evitar de nuevo recordar a mi padre que, sinceramente tenía muchos defectos, pero su orgullo le habría dejado hoy sin voz viendo semejante espectáculo: allí estaban escondidos tras la pancarta, en silencio, con el miedo por bandera, arrastrando la cobija, aguantando los insultos desesperados de sus hermanos de clase, soportando su condición de escudos humanos...
El esperpento que ocupaba el porche de entrada al edificio contemplaba silente cómo un representante de la asamblea contra la especulación quería leer un manifiesto subido a la estela funeraria de Promecal, pero los funcionarios que pagamos todos se lo impidieron hasta el punto de obligarle a salir de la acera, que para eso La Calle es de Méndez Pozo. Tras su lectura, dos miembros de la Asamblea acompañados de miembros de la Policía Nacional entraron a la Cancillería del Rey para que se le entregara el manifiesto al "Jefe de todo esto" mientras fueron increpados por los escudos humanos - trabajadores de la Inmobiliaria Río Vena.
¡Qué triste hermano! ¡Que para ganarte la vida, tengas que comer de la mano de un patrón que se ríe de tu dignidad como persona! ¡Que te use para hartarse de cifras bancarias! ¡Que especule, no ya con tu fuerza de trabajo, sino con tu alma! ¡Hay que comer, esta es la creación de empleo de Mariano "El Corruptor"!
¡Lo siento Javi! Tú no eres el Alcalde. Si alguien tiene el poder de decirle a un montón de individuos uniformados con cara de pocos amigos que defiendan su propiedad y la extiendan hasta más allá de sus límites, si alguien maneja a sus empleados como siervos de la gleba, y si puede hacer todo esto sin que sea necesario pedirle explicaciones, ¡lo siento, Javi! Tú no eres el Alcalde, sólo eres lo que sabes: alguien a quien un hijo de quien te manda te regaló un viaje a Niza, y quién sabe si te puso un piso en Burgos o un kiosco en la Castellana...
Y colorín, colorado la manifa se ha acabado...
PD.- Aplausos de fondo, al disolvernos, de la recientemente creada "Asamblea por la creación de empleo a cambio de que me la chupen".
Noticias relacionadas: