Por Eduardo Nabal
ENTREVISTA AL ESCRITOR ALEJANDRO MELERO SALVADOR
CON MOTIVO DE LA PUBLICACIÓN DE SU COLECCIÓN DE RELATOS “LA ESCALERA
OSCURA” (EDICIONES STONEWALL, 2015)
Alejandro Melero Salvador es un joven dramaturgo y narrador nacido en
Almería. Actualmente triunfa en los escenarios madrileños. También da clase de
cine en la Universidad Carlos III y ha sacado el ensayo “Los placeres ocultos:
Gays y lesbianas en el cine de la transición” (Editorial ReBross). “La escalera
oscura” es su primer libro de relatos.
“Cuando somos lectores, estamos
preparados para identificarnos con emociones que no hemos vivido, o las
comparamos con emociones que pueden parecerse a lo que experimentan los
personajes”
-Cuéntanos como ha sido el
proceso de recopilación de estos subyugantes relatos. No todos parecen
destinados al mismo público aunque hay hilos que los unen: Almería y el mundo
rural, la adolescencia, los recuerdos, la homosexualidad, la herencia de los
mayores, elementos que pueden aparecer todos juntos o por separado.
Alejandro
Melero: Son relatos escritos en momentos y desde lugares muy diferentes.
También con objetivos distintos. El primero es de cuando era estudiante. Lo
escribí con la idea de mandarlo a un concurso literario. Como ganó, me animó a
escribir más. Otro, “Último y penúltimo deseo de la niña Carmela”, lo comencé
como un experimento sin pensar que se fuera a publicar jamás, y al final ha
sido el más premiado y publicado. Ahora sí que veo que tienen mucho en común,
como esos temas que mencionas. Es un lujo verlos todos juntos en un solo
volumen, nunca lo imaginé.
-¿Crees que tu éxito como
dramaturgo en diferentes salas de Madrid te ha allanado un poco el camino? Y,
por otro lado, ¿esa faceta se refleja explícitamente en alguno de los relatos
como en el caso de “La niña Carmela?
Alejandro
Melero: Si ha habido un cambio desde que comencé a escribir teatro,
probablemente tenga que ver con mi obsesión por el monólogo. Al fin y al cabo,
relatos como el que mencionas, escritos en primera persona, dan rienda suelta a
la voz a un personaje, casi como si un actor lo narrara al público. Me inquieta
mucho la adaptación teatral de textos que no nacen para la escena. La última
obra que me han estrenado, “Éxtasis” (Teatro Alfil, Madrid), comienza
precisamente con la adaptación de un relato mío que se publicará próximamente.
-Mi favorito es el cuento de
“La piedad” pero tu lo has llamado “La escalera oscura”. ¿Hay algo muy personal
que te una a alguno de los textos o todos tienen elementos autobiográficos y
otros convertidos en ficción?
A.M:
“La piedad” tiene lugar en el Madrid de la Transición, un espacio que me
fascina. Lo escribí mientras investigaba para mi tesis doctoral, sobre ese
periodo. Creo que hay pocos elementos autobiográficos en general, pero sí que
me ocurre que los amigos se me enfadan porque dicen que cuento sus vidas. Eso
puede ser verdad.
Sigo teniendo la impresión de
que el lector español o el espectador español (en el caso del cine y el teatro)
valora más lo de fuera (también en cuestiones de edición y distribución).
¿Crees que eso va cambiando?
Alejandro
Melero: Puede ser. Al mismo tiempo, echo de menos que en el teatro veamos más
importaciones. Grandes textos que gustan en todo el mundo y aquí no llegan, o
llegan tarde. Pero son tiempos difíciles para las industrias culturales. Admiro
a los editores, productores… no sé cómo se atreven. Hay que celebrar cada
publicación y cada estreno como si fuera un milagro, venga de donde venga.
Una vez una periodista me
asaltó diciendo “Usted solo escribe sobre temas gays” (lo cual además no era
cierto) Yo le respondí “Y Woody Allen solo hace películas sobre heterosexuales”
¿Crees que se sigue considerando un subgénero delicado o ya hay mas puntos de
vista abiertos a ver que dentro de la literatura gay o lésbica se tratan muchos
temas universales?
A.M:
Creo que sí que el público es muy receptivo. La obra que más tiempo he tenido
en cartel se llama “Clímax”, y un crítico dijo que era una comedia gay para
heterosexuales. Aunque no sé muy bien lo que quiere decir, me gusta. Y creo que
Woody Allen hace muy bien insistiendo en sus obsesiones sin parar. Ojalá siga
dándole vueltas a las relaciones heterosexuales muchos años más.
-Algunos de tus relatos ya
habían sido publicados con anterioridad. No obstante es un placer leerte por la
riqueza de tu vocabulario y la paciencia para describir a los personajes y sus
sentimientos. Pero abundan las historias de amor. ¿Crees que los lectores que
no han vivido grandes o pequeñas historias de amor o incluso “desamor” pueden
sentirse desplazados?
A.M:
Espero que no. Cuando somos lectores, estamos preparados para identificarnos
con emociones que no hemos vivido, o las comparamos con emociones que pueden
parecerse a lo que experimentan los personajes. El desamor es parte de lo que
respiramos cada día, en mayor o menor grado. Muchos personajes de “La escalera
oscura” sufren mucho, pero creo que todos encuentran un espacio de luz. El
personaje siempre busca el final feliz para su historia, ¿quién es el autor
para negárselo? Después de todo, el escritor solo los ha creado. Luego ellos
van solos.