Al parecer, hay un montón de mujeres y hombres que afirman estar a favor de la igualdad entre los dos sexos pero, sorprendentemente, cuando se les habla de feminismo, agrian el gesto. El feminismo tiene mala prensa y no sólo en círculos de doctrina cerril y regresionista. Para muchos es un movimiento radical, para otros, innecesario hoy en día, para los más mostrencos, un nido de mujeres que se quieren comer a los hombres, y no a besos precisamente.
Yo, dependiendo de dónde esté, y con quién, a veces digo que soy feminista y a veces digo que no lo soy. Es una cuestión de ponerse en la piel de tu interlocutor e intentar adivinar qué entiende él o ella por feminismo. Eso no significa que vaya por la vida cambiando de principios como de peinado. Eso significa que para dialogar tendremos que saber de qué demonios estamos hablando.
Visto así, nos fallan las etiquetas. Las palabras son sólo formas, cáscaras, contenedores de IDEAS que tienen un valor más allá del nombre que se les quiera asignar. Se nos dice que lo correcto, hoy, es hablar de feminismos, en plural, y yo me digo ¿no sería mejor hablar de dogmatismos, en plural? Especialmente en el pensamiento de izquierdas, en éste y en otros muchos temas, la fórmula parece ser siempre encontrar el máximo común divisor, en lugar del mínimo común múltiple. Parece que estemos jugando a "Encuentra las siete diferencias" .
Me niego a hablar de ecofeminismo, feminismo marxista, libertario, lésbico o individualista. Me niego porque supone empezar por ahí y terminar, irremediablemente, en el "paroxismo" que provoca tanto adjetivo calificativo, especificador, tanto énfasis en la diferencia, tanto empeño en no estar de acuerdo, aunque sí estemos de acuerdo. Por otro lado, y porque en todos sitios cuecen habas, una se harta ya de tener que ir explicando por el mundo que si 2+2 son cuatro, entonces, tú, lo llames como lo llames, eres feminista y punto. ¿No decía Shakespeare que aquello que llamamos rosa olería igual de dulce con cualquier otro nombre?
Los ismos, hoy en día, suenan a dogma y a proselitismo. Suenan a doctrina bien aprendida. Suenan a que te quiero convencer de algo en vez de darte las herramientas y la oportunidad para que desarrolles tu propio criterio. No digo que sean eso, digo que mucha gente piensa eso de ellos.Tal vez haya que volver al método socrático, dejarnos de "ismos" y centrarnos en hacer las preguntas básicas.
¿Tú crees que hombres y mujeres deben tener iguales derechos y obligaciones?
¿Tú crees que la mujer es un ser inferior o que su trabajo vale menos que el del hombre?
¿Tú crees que los medios de comunicación promueven una imagen sexista de la mujer?
¿Tú crees que los hijos y la casa son "cosa de mujeres"?
Y de paso, recuperamos el viejo arte de la conversación (y de la reflexión). Eso sí, a la hora de conversar y, lo que es más importante, a la hora de pasar a la acción hay que evitar sectarismos de cualquier tipo y en cualquier dirección: Feminista o no Feminista. Depilada o al natural. Promiscua o fiel ejecutora de la postura del misionero dos sábados al mes: Si valoras a la mujer que eres, si valoras a las mujeres que te rodean, hoy también es tu día. ¡Celébralo! ¡Siéntete orgullosa! ¡Sigue luchando!
Totalmente de acuerdo. Enhorabuena, magnífico artículo.
ResponderEliminarmuy bueno. Estupendas reflexiones. gRACIAS bURGOS dIGITAL.
ResponderEliminarel articulo es muy bueno, la fotografía lo ilustra perfectamente, y en la vida cotidiana existe sexismo, en la pùblicidad,la telvision, etc....
ResponderEliminarPues quitar los ismos sin más no arregla tampoco nada, por muy bien que suene. Ejemplo: las cuatro preguntas que se plantean.
ResponderEliminar¿Tú crees que hombres y mujeres deben tener iguales derechos y obligaciones?
¿Tú crees que la mujer es un ser inferior o que su trabajo vale menos que el del hombre?
¿Tú crees que los medios de comunicación promueven una imagen sexista de la mujer?
¿Tú crees que los hijos y la casa son "cosa de mujeres"?
no son exactamente las válidas. Mucha gente puede contestar sí-no-sí-no y aún así, con muchos matices, aprobar consciente o inconscientemente muchas formas de discriminación, y también puede haber controversia en torno a más cuestiones.
Ejemplos:
La respuesta "sí" a la primera pregunta sigue dejando abiertas muchas cuestiones. Por ejemplo, el ministro de Justicia y otros/as que hablan del "derecho a la maternidad" en lugar del "derecho al aborto", o que amparándose en la igualdad de derechos creen que el padre debe también decidir si se aborta o no... y tantas otras cosas.
La respuesta "no" a la segunda pregunta puede hacer pensar a muchos/as que, puesto que la mujer no es un ser inferior, no debe gozar de especial protección de sus derechos. ¿Discriminación positiva sí o no, especial vigilancia de las leyes sí o no? Los valores tradicionalmente ligados a la mujer o a la feminidad, ¿deben ser sustituidos por los tradicionalmente ligados a la masculinidad, o por el contrario ensalzarse, o bien crear una nueva visión sobre los roles de género? Se deja todo abierto, no basta con la respuesta del monosílabo y podemos estar en profundo desacuerdo aunque contestemos lo mismo.
La respuesta "sí" a la tercera pregunta sigue dejando abierta las medidas a tomar para acabar con esta lacra de la difusión del sexismo. ¿Se debe instaurar una suerte de control o censura, se debe simplemente hacer consciente a la sociedad de estos excesos, o se debe acabar con el capitalismo porque es la única forma de evitar estos mensajes patriarcales? El PP contestará que sí a esta tercera pregunta, y yo desde luego no coincido con ellos en absoluto sobre lo que hay que hacer.
La respuesta "no" a la cuarta pregunta tampoco nos pone de acuerdo sobre la visión de los cuidados. ¿Debe fomentarse el repartio a partes iguales, debe facilitarse que un miembro de la pareja trabaje y el otro se dedique a cuidar (en esta línea va la ley de la dependencia), o qué otras alternativas existen, en sentido amplio, incluido el cambio de sistema económico-social?
Así que no, el problema para nada se resuelve simplificando en exceso; muchos/as "post-machistas" pueden contestar igual que yo a las cuatro cuestiones y plantear cosas radicalmente diferentes, incluso retrocesos para la mujer.