Por Luis Garzón
Directora: Carmen
Comadrán
Género: Documental
Duración: 89
minutos
El primer
largometraje documental de la realizadora Carmen Comadrán es un acercamiento a
un fenómeno en alza en respuesta a esta sociedad hiper-kinética y superficial:
el neo-ruralismo. Tomando las historias de tres personas que han abandonado la
ciudad y se han establecido en pequeños pueblos, la directora nos acerca a las
paradojas que se crean cuando el sueño de una vida más simple se demuestra sin
embargo... más complejo.
Fran es un
periodista que se ha establecido en el pueblo más pequeño de la provincia de
Madrid. Andrea es una artista alemana que busca un nuevo lugar para desarrollar
sus proyectos artísticos en una aldea de Castilla y León. Flo busca la vida sana
en un pequeño pueblo de Asturias. Los tres tienen en común la búsqueda de una
vida diferente, libre de las ataduras de la vida urbana. Pero a la vez, como
muestra gráficamente el laberinto tejido por Andrea, volver a la vida rural no
es un proceso lineal, sino un laberinto lleno de extrañas bifurcaciones.
La directora y su
equipo combinan las historias de los tres protagonistas para mostrar la
complejidad de un proceso que no recrea el pasado, sino que busca crear
activamente un futuro más sostenible y colectivo, luchando contra la
fragmentación y el individualismo de la vida postmoderna pero a la vez
encontrando la incomprensión de las instituciones públicas y empresas privadas,
que pretenden “encuadrar” las actividades de nuestros protagonistas. Las
conversaciones con amigos y familiares plantean las dificultades de esa
resistencia a lo “programado”, resistencia que sin embargo no puede evitar
necesidades como el coche privado para los desplazamientos o los vaivenes
políticos que dificultan la creación de nuevas actividades.
Visualmente, a
quien esto escribe, el documental le recordó al cine de Jaime Rosales, en su
forma de enmarcar las conversaciones sobre la vida en entornos naturales que
están a la vez cerca y lejos de los personajes. Otra referencia puede ser el
documental El cielo gira, de Mercedes Álvarez, que mostraba precisamente
el reverso, el declive de un pueblo. Es
interesante el uso de la animación del laberinto, que enfatiza la idea de que
nos encontramos ante un nuevo modo de vida y no simplemente de un retorno al
pasado. Un modo de vida en el que las personas y sus proyectos ganan la
primacía frente a las demandas convencionales de instituciones y grupos.
En resumen, un
excelente documento sobre el origen de una nueva forma de vida que nos deja
pensando hasta qué punto la vida acelerada puede ser desafiada por la voluntad
de crear, desde lo pequeño.
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