Pavor, sinónimo de miedo: “estado afectivo del que ve ante sí un peligro o ve en algo una causa posible de padecimiento o de molestia para él”.
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Castilla y León: Tierra de pavor. |
Santa Junta. Santa Hermandad de canallas fariseos y ladrones de guante blanco que están hundiendo ellos solitos esta artificiosa comunidad creada a golpe de puñetazo en la mesa de los caciques provincianos en nómina. Si el gobierno de la nación echa la culpa, eso que no iba a hacer nunca, al gobierno saliente del incumplimiento del dichoso déficit, me pregunto a quién se la pueden echar los Herrera´s Boys, que sólo llevan la friolera de 25 años malgobernando a esta sumisa Castilla y a este domesticado León, y eso que no vamos a contar en su debe los 45 años anteriores en los que sus padres y abuelos dejaron estas tierras como un páramo de libertades y un desierto de hombres. Qué queda de esos mantras repetidos hasta la saciedad a lo largo de todo este último año: “nosotros hacemos todos los deberes”; “esta Comunidad no derrocha como otras…”; “nuestras cuentas están saneadas…”. Desde luego que no voy a hacer ningún ejercicio intelectual diciendo que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad universal. Y si esa “verdad” aparece escrita en un papel, entonces se convierte en un axioma. Y les puedo asegurar amigos que en estas tierras eso lo tienen fácil: basta con echar un vistazo cualquier día a la hoja parroquial de turno de cualquiera de nuestras ciudades o perder el tiempo con cualquiera de los desinformativos del canal “privado” (digo, subvencionado) de Castilla y León, y se darán cuenta que cualquier pedo que se tire el petimetre del día en la chorriferia montada al efecto se convertirá automáticamente en algo que celebrar (un día de estos habrá que hablar de los alemanys que existen por estos lares).
Pero imaginemos por un momento que se produce un milagro “saramaguiano” y todos los homo sapiens residentes en un punto del tiempo concreto y con los pies posados en ese preciso momento sobre la tierra a este lado del limes castellano y leonés fuéramos repentinamente imbuidos de una energía misteriosa de perdón y redención, y estuviéramos dispuestos inevitablemente a “un borrón y cuenta nueva”.
Pasado el tiempo y observando que las perspectivas no cambiaban tan rápido como lo prometido, quizás unos pocos “elegidos”, más reflexivos para unos o simplemente unos agitadores (o perroflautas) para otros, comenzarían a alertar al resto de que nada estaba cambiando, de que, como escribió Lampedusa en “El Gatopardo”, todo estaba siendo cambiado para que nada cambiara. Pues sí señores los que mandaban en esta Comunidad siguen haciéndolo, sólo que antes hablaban de crecimiento y riqueza, y ahora hablan de sostenibilidad y de austeridad. Ellos que han derrochado todo nuestro dinero en comprar voluntades, en socavar la libertad de prensa, en maniatar a los empleados públicos y convertirlos en marionetas de sus intereses, y en repartir prebendas económicas a empresas privadas y montando una Administración paralela, sí esa que prometieron en un Consejo de Política Fiscal hace un año cargarse y no le han tocado ni un pelo. ¡¡Valientes mentirosos!!
Continuará...