Todo el mundo se sabe la anécdota del atleta negro Jesse Owens pero pocos sabían entonces todo lo que pasaba realmente en el país.
En el año 2013 Vladimir Putin, otro dictador un poco más sutil, quiere legitimar su gobierno totalitario y aliado con los sectores más conservadores de una sociedad decadente con unos Juegos Olímpicos que serán la vergüenza de décadas venideras. Si cuando alguien cuente con palabras o imágenes lo que ha sucedido y está sucediendo en la Rusia de los últimos años. El asesinato de periodistas, el exilio de opositores, el encarcelamiento de artistas y disidentes, la tortura y la persecución del colectivo LGTB son algunas de las cosas que han caracterizado al gobierno de un hombre que ha hecho, como tantos otros, de la prepotencia su arma política.
A pesar de los desplantes de gente aislada no parece haber una intención sería de parar una celebración internacional en un país donde se violan sistemáticamente los derechos y libertades de las minorías o las voces discrepantes.
Las recién excarceladas Pussy Riots ya han llamado al Boicot a las Olimpiadas del 2014 de Sochi, al igual que muchas de las organizaciones de derechos humanos a pesar de la pasividad de muchos gobiernos europeos, entre los que se cuenta, como no, el nuestro. ¿Harán falta más décadas para que la historia se escriba correctamente?
Algo así ha pasado con Alan Turing pero mucha gente anónima también reclama aquí y ahora que hacer memoria no solo sea un ejercicio gimnástico sino el principio de nuevas políticas de defensa activa de los derechos fundamentales y el acceso a la verdadera ciudadanía.
No es casual que el poema mas violento del sevillano Luis Cernuda “Birds in the night” esté dedicado al fariseísmo de los gobiernos que se apropian de la figuras literarias póstuma de forma póstuma. Hacen los honores a personas a las que señalaron o ningunearon en vida. En este caso Rimbaud y Verlaine, que tampoco serían muy bien acogidos en la Francia de hoy, capaz de salir a la calle contra el matrimonio gay y no contra los recortes en educación y sanidad.
El otro día paseando por la Biblioteca Pública (casi el único refugio de los que quieren seguir leyendo sin pagar cifras astronómicas) me encontré con unos “Cuentos de Navidad” prologados por la inefable Ana Botella. Si la del café con leche. Y pensé en aquella historia de Dickens de las navidades pasadas, presentes y futuras, en Mr Scrooge, Eurovegas, Merkel y, sobre todo, en Putin y la forma de disfrazar dictaduras, negar derechos y aniquilar las voces disidentes concentrando y restringiendo las fuentes libres de información y opinión.
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