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miércoles, 11 de diciembre de 2013

El cierre de Canal 9: Una buena noticia

Por Carolina Rueda Tenaz


Entre la avalancha de recortes de derechos ha emergido una noticia que nos llena de regocijo: el cierre de Canal 9, la televisión gubernamental valenciana.  Grecia, y Valencia en la Península Ibérica, son los laboratorios sociales donde se ensayan  los medicamentos que probarán los demás europeos, empezando por los del sur.  A estas alturas a nadie se le escapa que estamos ante el comienzo del ataque final a lo público:  la sanidad, la educación, los servicios sociales y las pensiones públicas van a ser liquidadas y  aún hoy sorprende, como los que deberían constituir la primera línea de defensa de lo público, sus trabajadores, los funcionarios,  son cómplices por acción y por omisión de sus enemigos. Que vayan tomando nota de lo que ha ocurrido a sus compañeros en la televisión valenciana. De nada les ha servido a los muchos lamerones de Canal 9 la saliva vertida.   Entre los dos mil trabajadores públicos de la televisión valenciana, hay gente de toda condición, pero abundan los serviles, los sumisos, y los pelotas.   El resultado ha sido unívoco. Todos a la calle.  Para eso, más les hubiera valido haber vendido un poco más cara su dignidad, y haberse rebelado antes.   El hecho de que sólo una vez aprobada la disolución del ente se permitiera acceder a los estudios a la presidenta de la afectados por el accidente de metro de Valencia, lejos de redimirlos muestra aún más su ruindad.  Ya era demasiado tarde.  

Parte de la izquierda ventajista ha llorado la desgracia de la desaparición de una televisión pública mal gestionada.  Es mentira, Canal 9 no era pública.  Estaba al servicio del gobierno de Valencia.  No era un servicio público, sino un instrumento de propaganda, al que los trabajadores o no sabían o no podían oponerse.  No es público lo que sólo responde a intereses particulares.  Las movilizaciones de los trabajadores que decían  luchar por la televisión pública llegaban años tarde.  Obviamente perdieron la batalla,  sin que, por otro lado pareciera importarles demasiado.  Las movilizaciones de los trabajadores de Canal 9 fueron por su puesto de trabajo.  Lástima que no se dieran cuenta que esa batalla la habían perdido cuando la otra: por ser sumisos y cómplices a las mentiras e intereses de sus enemigos. Que el resto de trabajadores públicos tome nota.

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