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sábado, 13 de diciembre de 2014

Burgos o la desinformación de la red de autobuses urbanos

Cartas de los lectores a Burgos Dijital

Todavía tengo mal cuerpo y ya han pasado unas cuantas horas. Les cuento. Esta mañana tuve que ir a consulta al HUBU (ir en invierno da una nueva dimensión de las instalaciones, porque dependiendo de dónde te sientes en las salas de espera tienes calor o frío = vaya grado de eficiencia energética tiene el edificio), y he sufrido un episodio digno de serie de televisión.
Al salir, me he dirigido a la parada de autobuses del hospital y, cuál ha sido mi sorpresa, al querer ver qué autobús me venía mejor coger para volver al centro, lo que he visto ha sido esto:

Marquesina del autobús en el HUBU, donde hay publicidad de clínicas privadas pero no hay información de los autobuses

Efectivamente: la parada de autobuses del hospital no tiene ningún tipo de información sobre los recorridos de los autobuses que por allí pasan. La situación era algo cómica: los usuarios se preguntaban unos a otros, pero nadie sabía dar respuesta exacta; algún matrimonio discutía
-Antonio, que este que viene ahora nos vale; -Que no, que ese va para Gamonal; -¿Y tú cómo lo sabes?). Cuando ha llegado el primer autobús, varios de los dubitativos nos hemos acercado al mismo con la intención de consultar al conductor, pero no nos ha dado ni tiempo: se han cerrado las puertas sin dejarnos apenas asomarnos y el bus ha sadido a toda velocidad.
El siguiente ha sido aún peor. Una pareja y yo nos hemos quedado los últimos para no molestar si finalmente no era el autobús que debíamos coger, pero hemos topado con el conductor “amable” del día, que nos ha dicho “que os quitéis de ahí, que tengo que cerrar”. 
Le he intentado decir que le teníamos que preguntar por dónde iba, pero no me ha dejado apenas hablar y ha cerrado la puerta casi conmigo en la calle. Resultado: me he visto montada en un autobús que no sabía a dónde iba. Y al comentarle (les prometo que con mucha educación) al señor conductor que no nos había respondido, ha empezado a vociferar como un energúmeno farfullando cosas ininteligibles, entre las que he podido distinguir: -encima de que tenemos que venir hasta aquí, -pase de una vez para dentro, señorita, que no quiero saber nada, y se ha puesto a conducir como si de un rally se tratase, no sé bien si debido a las prisas, al cabreo que todavía estoy intentando entender a qué ha venido, o a que no era su día... Pero, lamento tenerle que comunicar a este señor, que cuando se trabaja ofreciendo un SERVICIO PÚBLICO, se ha de prestar dicho servicio. ¿Qué tipo de presión laboral sufrirá para haberse puesto de ese modo?
Después, además, me he colocado al lado de una de las puertas traseras que se abría con tal ruido y fuerza que en cada parada todos los viajeros que estaban cerca daban un respingo en sus asientos (esto, con respecto a lo novedoso de la flota y el mantenimiento de la misma).
Yo no sé de quién es la culpa de que no haya ni un triste panel informativo con los recorridos en la marquesina (a decir verdad, la mayoría de las paradas de autobús de esta ciudad carece de información de ningún tipo; ni siquiera se indica el número del autobús que por allí pasa, no digamos ya frecuencia o recorrido...) pero de los usuarios no. El transporte urbano es un servicio y como tal se debe prestar. Para otro día me pondré con las frecuencias...autobuses que pasan cada 40 minutos...

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