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miércoles, 15 de julio de 2015

Entrevista a Pablo Peinado compilador de trans




Por Eduardo Nabal

- Hola Pablo. No eres nuevo en el tema. ¿Qué te lleva y como ha sido tu trayectoria en el universo trans y en el festival Visible? 

Bueno realmente sí soy nuevo en el tema trans. Llevo años colaborando con el colectivo Transexualia organizando exposiciones para ellos y llegó un momento en que quería saber más. Por eso decidí editar un libro sobre el tema, una mirada pluridisciplinar sobre la transexualidad y el transgénero. 
Ahora va a salir otro con el título de Vidas Trans que es un libro que recoge quince entrevistas con hombres y mujeres trans de muy diferentes edades, orígenes, niveles culturales… creo que aportará una nueva mirada hacia este colectivo. 

 -Vivimos un momento difícil para publicar. Supongo que esto ha influido un poco en la forma o el concepto que hay detrás del libro. 

Bueno en este caso no me ha resultado difícil porque es un libro editado por Transexualia con una subvención. La tirada es pequeña y el coste ha sido mínimo. Confío en que mucha gente me pida el pdf para enviárselo y que el libro se mueva mucho por todo el mundo. Y tenga una larga y fructífera vida. 

-Gays y lesbianas hablando de transexualidad. Uno se siente algo incómodo así de entrada, como ha dicho José Luis Serrano, porque siente que le unen muchas cosas y separan otras. ¿Crees que esta distinción es necesaria o algo a superar a la larga con las nuevas ideas sobre los géneros y los cuerpos? 

Creo que todos somos diferentes, incluso dentro de un mismo colectivo. Yo comparto muchas cosas con otras gays y otras no me gustan en absoluto y viceversa. 

Trabajé en Zero y sufrí discriminación por no ser un gay como los demás, como los demás que trabajaban allí quiero decir. Por eso yo siempre defiendo que cada uno sea como sea y que viva la diversidad. 
Yo me metí en un territorio que no es cien por cien mío pero que me resulta cercano y que tiene que ver con no ser como los demás, con no sentirse aceptado ni respetado, con cuestionarme mi propio género y mi orientación sexual… por eso creo que mi actitud es adecuada para enfrentar un proyecto de este tipo. 

-Estos días se habla mucho de mercantilización, y no sin razón. No obstante, si vives en un pueblo o en una ciudad pequeña el poder desplazarte a una gran capital sigue siendo algo que anima, oxigena, aunque el precio sea más o menos alto. ¿Ves esto aumentado o acentuado en el caso de las personas trans? 

No sé si te refieres a venir a Madrid a la manifestación del Orgullo o venir a vivir a Madrid. Si es a lo primero pues sí, hay mercantilización, pero hay que separar lo que hay de negocio y enriquecimiento por parte de algunos y lo que hay de espíritu reivindicativo, de apertura de una ciudad. 
No me molesta que algunos ganen dinero con el orgullo mientras haya transparencia en estos negocios y no sean propiedad exclusiva de unos pocos, de una mafia. El negocio es inevitable cuando se reúnen cientos de miles de personas, pero lo importante es reunirse y reivindicar... 

-La transfobia viene de lejos pero uno de los elementos más difíciles de sortear sin espinas es el terreno médico. ¿Cómo ves el paso adelante a la medicalización o crees que cada persona transexual tiene su trayectoria y sus aspiraciones?

Creo que España es un país avanzado en todo lo que tiene que ver con el tratamiento a personas trans, otra cosa es que esto sea mejorable y criticable, que lo es. Creo que hay que avanzar en el respeto a las personas trans, en no obligarles a hacer cosas que no les gustan o dar pasos que no desean dar. 
Creo que hay que avanzar en el respeto a sus procesos y en parte desmedicalizar todo lo relacionado con sus vidas y sus cuerpos y dejar la parte médica lo más escueta y ajustada posible. 
Una persona trans, como cualquier persona, tiene capacidad para decidir por sí misma y saber lo que quiere hacer con su cuerpo o hasta dónde quiere llegar. Sólo necesita información objetiva y clara para poder tomar sus propias decisiones, pero sin quererles vender ninguna moto. 

-El libro es bastante completo y heterogéneo. Has conseguido puntos de vista muy diferentes y hasta opuestos. ¿Ha sido deliberado o ha ido surgiendo así? 

Si la democracia tiene sentido es porque cada uno tiene derecho a decir lo que piensa, aunque sea lo contrario de lo que piensa su vecino. Creo que en este libro hay opiniones contrapuestas y quiero pensar que el lector será lo bastante inteligente como para sacar sus propias conclusiones, pero me parecía importante dar voz a todo el mundo. Los que piensan que las cosas están bien como están tienen sus razones: venimos de la nada y hemos alcanzado muchas metas. Los que piensan que las cosas están mal y que tienen que cambiar también tienen las suyas: ellos quieren mejorar lo que hay –que es mucho y bueno- porque todos los sistemas necesitan gente que los cuestione y que los haga avanzar. El equilibrio casi siempre está en el término medio… 

-Yo me ocupo del cine y algo de literatura, donde lesbianas y trans han ido detrás de los gays en visibilidad a pesar de los indiscutibles avances. ¿Cómo ves el futuro del mudo LGTB en un país en plena “recesión” y convulsiones políticas que afectan a todas pero no de la misma forma? 

Creo que el concepto cultura LGTB todavía está por asumirse. 
Que todavía queda mucho por entender, aceptar y respetar. 
Creo que las personas LGTB tenemos que construir cultura, para tener presencia social y cultural, para hacernos visibles. 
Creo que aún está por escribirse la memoria LGTB, nuestra memoria histórica está aún por construirse y cada día que pasa se pierde una memoria individual y la suma de muchas memorias es nuestra memoria colectiva. Sin memoria del pasado no se puede construir un futuro. Por eso reivindico la creación en España de un espacio cultural LGTB que incluya un museo. 
Para ello llevo más de diez años reuniendo una colección de arte –la Colección Visible- que reúne a día de hoy más de mil quinientas obras de arte de creadores de todo el mundo. Una colección de arte LGTB. Y me gustaría encontrar algún día una administración, un ayuntamiento que se interese por crear este espacio y que en él puedan quedar depositadas y bien cuidadas estas obras de arte que con tanto cariño llevo años y años reuniendo para que tengan un futuro. Y desde el futuro ofrezcan una mirada hacia nuestro pasado, ese pasado de falta de derechos, reivindicaciones y lucha. 
Ese pasado de LGTBfobia, pero también de matrimonio igualitario, de igualdad de género, de lucha por el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo, sin que sean otros lo que decidan por nosotros.

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